30 julio 2007

- gajes del oficio -

En Nochevieja ardió una ciudad sobre sus cabezas, mientras los cuatro del oficio jugaban impertérritos su partida al tarot en el sótano.

En Nocheviaje, tres de los cuatro del oficio se telefonearon para felicitarse: Uno cruzaba la República Checa en autobús, otro conducía hacia Samarkanda, otro más aguardaba un barco en Anchorage. El cuarto del oficio sobrevolaba el Océano Índico y tenía el teléfono desconectado.

En Nochenueva, los cuatro del oficio cantaron canciones tendidos en hamacas sobre pilotes de madera frente al mar, bebiendo absenta con menta y ron con pimentón.

En Nochenoche, no hubo lunas ni estrellas, y los cuatro del oficio se extraviaron y reencontraron tres veces en un bosquecillo; juraron que hubo un quinto que, al amanecer, no apareció.


09 julio 2007

- basura -

De la sonrisa cocodrila al pie delicado y formidable, era toda mujer tenaza, implacable, de la que abraza sin prisa y no suelta su presa. De la calle subía el olor meloso a basura, el estruendo del camión hacía vibrar los pliegues de la falda tibetana. Él pensaba que la basura de cada uno apesta diferentemente, pero la conjunción de todas siempre rezuma el mismo aroma empalagoso. Ella, mientras, le serpenteaba, su aliento era frongo, su nuca de incienso, el tatuaje de su pie crimpaba.

"Tus textos no están mal del todo", dijo.
"Me da igual", dijo él, "escribo para mí".
"¿Por qué los publicas entonces?".
"Eres odiosa".
"Publica un texto obviamente malo; así te creeré".

Cada halago es un vínculo, una dependencia.
Quiso desvincularse, independizarse.
Brilló poco y se diluyó.
¿De qué modo contribuyó su basura al hedor dulzón?



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