03 noviembre 2007

- y resolución -

Indecisa sobre si en verdad quería morirse o bien se trataba apenas de un pensamiento incómodo, como el producido por una tristeza o una congoja o una indigestión, Claudia Arabia optó por confiar la decisión a su subconsciente.

- Si es cierto que no quiero vivir - se dijo - mi subconsciente bien habrá de saberlo y obrará en consecuencia.

De modo que dispuso su saco de dormir justo al borde del acantilado y dejó que el rumor de la pleamar la adormeciera. Si su deseo de desaparecer era sincero, los sueños de Claudia harían que girase y cayese al vacío.

Pero no puede decirse, en rigor, que el subconsciente de Claudia tomase la decisión.

Bastó un leve temblor de tierra.



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