04 mayo 2016

- rabia -

Farid Arrieta se puso naranja:
De un rubor al principio, o un sonrojo,
hasta hallarse un día, lleno de enojo,
no rojo,
naranja.

Zanahoria, sentenciaban sus amigos.
Naranjito, lo arrullaba su mujer.
(Sus hijos no expresaban su tendencia,
pues Farid no tenía descendencia).
Y consta que su intención no hubo de ser
sorprender
a los testigos,
puesto que Farid no escogió su apariencia,
que sólo aguantó hasta colmar la incidencia
su paciencia.

"Farid", dijo el doctor, "tiene usted rabia".
"¿Rabia como los perros, las ratas hindúes",
dijo Farid, "o quizá las mangostas de Arabia?"
"No", dijo el médico, "como los tragañúes".

El médico clavó a Farid, disimulando,
la punta de un bisturí o de un cuchillo
donde la espalda pierde su nombre adulatorio,
y Farid escupió un ñu, entero, vivo y coleando,
que saltó con gracia al suelo del consultorio,
y se alejó por el pasillo
trotando.



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