02 septiembre 2007

- bravo -

- ¡No busco vuestro aplauso! - aulló desde el escenario.

Durante cuarenta y cinco minutos, en un monólogo vejatorio y febril, el actor declaró estar harto de trabajar para obtener el reconocimiento de una audiencia de ignorantes. Increpó a su público. Lo insultó. Se refirió a él como piara, rebaño, manada. Lo trató de majadero y se rio de él por haber pagado una entrada para dejarse humillar en masa.

- ¡Desprecio el éxito! ¡Os desprecio! - bramó al fin, y cayó el telón.

El público aplaudió hasta arderle las manos. El espectáculo fue un éxito.