15 mayo 2007

- pupicidio -

Pese a ser un fenómeno que afectó al menos a doscientos millones de hogares en todo el mundo, no se publicó en la prensa.

Los psicólogos infantiles sugirieron que se trataba de una moda, aunque no se pudo evidenciar ninguna comunicación previa entre los niños afectados. Los hermanos pequeños acusaron a los hermanos mayores. Los padres de hijos únicos lo atribuyeron a las rarezas de la infancia.

No se discutió en los foros, no salió en televisión, ningún adulto prestó la menor atención a este fenómeno masivo. Hubo réplicas dispersas en los siguientes días, producidas por los mismos niños, que contribuyeron a confirmar la tesis de una moda transitoria, para satisfacción de psicólogos y padres.

Los niños hablaban en los patios. El tema ardía en los pasillos de los colegios. Sus teorías, disparatadas como eran, se aproximaron a la realidad mucho más que la indolencia de los adultos.

Una sociedad secreta de cerrajeros perturbados. Papá Noel perdiendo los papeles. Una acción espontánea.

Sí hubo, no obstante, un consenso tácito entre los niños sobre el significado del fenómeno: Durante mucho tiempo habían descuidado a sus muñecos.

El 12 de abril de 2006, simultáneamente y sin previo aviso, en los dormitorios de millones de niños los muñecos amanecieron ahorcados.



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